La lección
Tú lloras de noche,
yo lloro de día,
no se cruzan ni nuestras penas
ni tampoco nuestras alegrías.
Tú ahogas tus tristezas en
la soledad del silencio nocturno,
yo ahogo mis dolencias en el griterío
del resplandor diurno.
Algún sentido tendrá esta conexión
tan carnal y tan espiritual.
Quizás yo tendré que marchar
de mi infernal morada
para volar y ser de mi dolor liberada.
Quizás tú deberás volver a tu lar
de donde nunca quisiste emigrar.
Si ésta es la lección de esta extraña unión,
no todo ha sido en vano ni tiempo perdido,
algún sentido tendrá esta conexión.
M.L.
Comentarios