9 de marzo 2018, el día después...
El día ultrafeminista (permitidme
este neologismo sacado de mi propia cosecha) de ayer me ha dejado resaca de
reflexiones. Ante todo, no me identifico con el movimiento feminista porque considero
que sustenta sus principios sobre una base que va contra la propia naturaleza
humana. HOMBRES Y MUJERES NO SOMOS IGUALES desde el momento en que nacemos,
diría antes, desde el momento en que somos concebidos ya como un ente de razón
sin cuerpo físico formado. Hombres y mujeres somos por naturaleza diferentes y
complementarios pero jamás iguales. El hombre complementa a la mujer y
viceversa. Habría que comenzar desde esta idea inexorable.
Es muy halagador que te
feliciten por ser mujer, pero no me gusta que el hombre me considere igual a él
porque ahí empieza la primera discriminación. Me hace sentir fuera de lugar ya
que soy consciente de que por razones biológicas nunca podré ser igual a él. Por
ejemplo, quizás haya mujeres con habilidades para reparar un grifo, una
caldera, una persiana desajustada pero yo la verdad es que entro en una espiral
de pánico y en ese momento, ya lo creo que echo de menos un hombre en mi casa
que no sea mi anciano padre que ya no da pie con bolo y bastante tiene con sostenerse
a sí mismo. Tampoco se me ocurriría mandar el currículum a una obra donde
necesitaran un trabajador que cargase con pesos pesados, no quisiera ni
imaginar el día que tuviera dolor de ovulación (dolor que nos toca a unas
cuantas féminas en el período fértil) o de menstruación qué haría con el peso
pesado, por mucho analgésico que me tomara. La verdad es que tampoco me imagino
a ese hombre que realiza un trabajo duro haciendo la manicura en un salón de
belleza. Es decir, por regla general, los hombres están biológicamente
diseñados para un tipo de tareas y habilidades y las mujeres para otras. Sé que
esta mentalidad o forma de pensar puede dar poca oportunidad a las mujeres de
demostrar sus capacidades en los diversos campos que forman el sector laboral
pero no tiene por qué condicionarla. Nadie prohíbe a la mujer que demuestre su
capacidad de ser una gran profesional en cualquier sector y la historia ha
demostrado que ha habido y las hay muy buenas, tanto o más que los hombres, por
este motivo considero imprescindible que los DERECHOS y OBLIGACIONES tengan que
ser los mismos para ambos géneros, pero no, no somos iguales. Reivindico mi feminidad,
mi esencia de mujer, el ultrafeminismo puede acabar con esta esencia y eso
sería muy peligroso para que la mujer siga destacando y siga siendo lo especial
que es y que ayer nos hicieron sentir ser. IGUALDAD DE DERECHOS Y OBLIGACIONES ENTRE
HOMBRES Y MUJERES SÍ, PERO NO SOMOS IGUALES, SINO COMPLEMENTARIOS, y así
seguirá siendo por los siglos de los siglos…
P.D. Me podéis linchar o decir
Amén.
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