EL HORIZONTE DE LA NADA

Mi dedo persigue esa gota de agua
deslizándose por el vidrio del cristal
hasta fundirse con el horizonte de la nada,
para llegar a ese destino fatal.
Te amé en aquel instante 

de cielo lloroso,
de calles encharcadas.
Aquel instante de amor,
orgulloso y vanidoso,
se reía de un final inminente,
de un final, que como la gota de agua
desembocó en el horizonte de la nada.

M.L.

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