UNA SERIE DE ESCRITOS MEJORADOS Y CORREGIDOS.

PRIMAVERA
Más luz que sombras,
campos de arco iris,
playas con sombrillas,
nortes con algunos paraguas,
intenso olor de
tu juvenil frescor,
eres tú, la primavera,
la que llega y no espera,
se abre camino olvidando
a un invierno de mal humor.
M.L.

EL VALOR
El valor
dignifica;
el valor
nos otorga
una medalla al honor,
hay momentos
en los que
hay que decir STOP
porque pesan más
los lamentos
que las satisfacciones,
creando una vida
sin ilusiones.
M.L.


REGRESO INESPERADO
La chica de los
cabellos dorados
se abrió camino
sin un fijo destino.
No podía vivir
con recuerdos olvidados,
ni olvidar sin sufrir,
en un vano intento
de huir, se encontró con un
regreso inesperado.
M.L.

GOLPES INTERNOS
Lívidos anímicos
en un cadáver intacto,
sin un solo rasguño,
sin el menor rastro
del golpe de un puño.
Visión agudizada
en una tiniebla
que empaña la mirada.
M.L.


LOS RECUERDOS
Los recuerdos en el ya tópico “vivir el hoy, aquí y ahora” pierden valor, pero en el mercado de los sentimientos tienen un altísimo coste emocional. Los recuerdos en definitiva, nos arraigan a un inexorable pasado que no es motivo para encadenarnos sino para hacernos más fuertes, como el árbol se abre camino en la vida a través de sus raíces que emergen de lo más profundo de la tierra, del mismo modo que no tienen por qué condicionar al inexistente futuro. Los recuerdos de hecho, son esa reliquia que muchas veces se encuentra escondida en lo más hondo de nuestro interior, como un vestigio que hay que excavar en los lugares que guardan en sus entrañas una civilización milenaria.
Los recuerdos te hacen revivir momentos que estaban dormidos en el subconsciente de nuestras mentes, que se niega a cerrarlos en el cajón del olvido.
Los recuerdos no tienen que formar parte del duro psicoanálisis de Freud, simplemente hay que meterlos en una balanza, donde en un platillo posamos la emoción del corazón y en el otro el entendimiento de la razón. Recordad que quien no recuerda vive en las tinieblas del demente despiste.
Recordad y despertad para sentir que “el hoy, aquí y ahora” tiene también un ayer que debe ser respetado y entendido para construir un futuro equilibrado.
Breve relato sobre los recuerdos.
M.L.

SORI
Sori es un pueblecito de la Riviera Ligure en Italia que se asoma al mar flanqueada por verdes montes habitados por casas y olivos que descienden en hilera hasta llegar al corazón del centro del pueblo. Un cementerio abalconado reposa en paz sobre las rocas que lo sostienen, por la noche, las velas encendidas de cada tumba nos recuerdan un iluminado más allá.
Sori es mar y es monte, en Sori se pesca y se caza. Pescado y carne (jabalíes sobre todo respecto a la carne) se obtienen de este rincón de la Liguria.
Sori es un aficionado a la pesca que caña en mano, aprovecha un día de sol para pasar unas horas de ocio o una noche de interminable jornada de trabajo para el pescador profesional.
Sori es un cazador que vuelve a casa con la camioneta cargada de ensangrentados jabalíes como recompensa de un emocionante e intenso día en el verde.
La Iglesia de Santa Margarita de Sori se alza erguida con su cruz en lo alto, que por la noche resplandece iluminada sobre el mar. Una Iglesia construida con el sacrificio de todos los marineros del pueblo. El uno de marzo de 1707 comenzaron las obras, aunque sus orígenes se remontan a la época de las cruzadas, hacia el año 1100, pero entonces no era aún independiente sino que dependía de la de Pieve de San Michele Arcangelo.
En Sori, las puestas de sol tienen un color, un perfume y una sensación especial que cambian según la estación del año. A mi juicio, en invierno y primavera son las más espectaculares, con un sol que desciende sin prisas detrás del horizonte del mar mediterráneo, a una hora aún temprana para terminar el día pero perfecta para encender la magia de la noche.
En la pictórica Via de Sant’Erasmo una placa en la fachada de una casa nos recuerda que allí nació el bisabuelo del célebre pintor Pablo Picasso, cuyo cuadro más famoso, “El Guernica”, ha sido y es un símbolo del oprobio de la guerra.
Relato breve sobre Sori.
M.L.


MADRE
Madre, la maldita máquina del tiempo agota el paso de los días con un olor de antigüedad. Conociste solo los primeros veinte años de una hija que echa de menos tus tiernos “buenos días”, las raíces de tu elegancia, tu dulce mirada que reflejaba colores de agua, de una hija que incluso añora tus gritos como salidos de una cueva cuando ella misma te aplastaba los nervios contra las paredes de una unidad familiar resquebrajada desde tu fusión con la nada.
Madre, las nubes siguen siendo furtivas como tú las veías entonces, el sol no siempre brilla en el fondo del horizonte y las lluvias de la vida muchas veces humedecen mis castaños ojos, cansados de vivir sin tu presencia y de ver tu  dolorosa ausencia, los mismos ojos que te velaron hasta el final de tus días.
Madre, perdóname por pensar que no luchaste suficientemente agarrándote con las uñas del coraje a una vida de la cual yo era la protagonista, fui egoísta pero estate serena, desde que vives en el silencio de los recuerdos no hemos podido volver a hablar, pero he de decirte que la misma vida que nos ha arrancado un futuro a medio cocer, me está domesticando, ya no soy aquella niña que se escondía con timidez bajo tu falda buscando tu protección o la adolescente que comenzaba a volar come una mariposa en la primavera de la juventud, evitando tus ansiosos consejos. No te preocupes, soy feliz, escucha en tu mundo silenciado estas palabras en idiomas que jamás habrías pensado que tu niña habría aprendido y utilizado, tú eres una ausencia presente y eterna en mi vida, eres el recuerdo más doloroso y tierno, el más claro y nítido, eres el recuerdo que no se transformará jamás en olvido. Lo que me hace feliz es que ahora puedo pensarte y recordarte en diversas lenguas y sé que mi felicidad es tu paz eterna.
M.L.





TRAMONTANA
Tramontana que silbas
entre olivos que despeinas,
sus verdes hojas se vuelven plateadas.
Tramontana, soplas del norte
con turbulencias
a tierras mediterráneas,
arrastras las olas de la orilla
con fuerte corriente
hacia el infinito horizonte.
M.L.

LAS ARRUGAS
Las arrugas
son las huellas
de un pasado
que no queda
en el olvido.
Las arrugas
para bien de lo vivido
son pan comido.
Las arrugas
para ese inexorable envejecer
son la belleza de un atardecer.
Las arrugas,
para ese inmaduro deseo
de idolatrar la juventud,
no poseen valor ni virtud.
M.L.

LUNA
Estoy tan abajo
y tú estás tan arriba,
en lo más alto.
Iluminas el espacio terrenal
y acunas al insomnio letal.
Gran diamante
en un cielo aun no estrellado.
M.L.

COMO UNA FLOR
Como una flor
necesito agua y calor,
como una flor
necesito del sol el resplandor,
como una flor
sin cuidados me puedo marchitar,
como una flor
languidezco si te siento llorar;
¡qué tendrá la flor!
bella y frágil,
efímera y volátil,
perfuma nuestra mirada de color.
M.L.








Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Bella, inteligente y reflexiva. ¿Qué más se puede pedir?
Mercedes Lázaro ha dicho que…
Gracias mi querido lector. Es un placer que te gusten mis escritos.

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