CRÍTICA TAURINA

El mundo taurino este verano ha sido bastante sangriento debido a las graves cogidas que han sufrido toreros de renombre como Francisco Rivera (Paquirri),  Perera, Manzanares o Jiménez Fortes. Después de haber leído "Muerte en la Tarde" del célebre escritor Ernest Hemingway, me encantaría saber qué opinión tendría él sobre estos enormes sustos que han cubierto de pánico el cielo abierto de las plazas de toros y bañado de sangre la arena. Hemingway era un crítico taurino magistral; como torero, él mismo escribe que no tenía nada que hacer, pero dejó para la posteridad sus libros que bien merecen las dos orejas y el rabo, aunque para gustos están los colores, y a más de uno, le parecerán "americanadas" devastadas por el tiempo. 
Me imagino en la plaza, quizás sentada en un asiento de sobrepuerta, para poder entender y aprender sin que los detalles sensitivos pudieran desconcentrarme, junto con el escritor y estoy casi segura de lo que habría dicho en una de las cogidas, en concreto la de Manzanares, si no me equivoco, pienso que el autor de "El viejo y el mar" habría aventurado: "Este matador o saca de la querencia en la que está el toro antes de descabellarlo, o será el último toro que mate". Según Hemingway, cuando el animal se refugia en una querencia, en un lugar que a él le hace sentirse seguro, se vuelve peligroso porque precisamente hará uso de esa seguridad adquirida y sacará todas sus fuerzas para matar.
Un mal uso del capote, del pulso del torero, haciendo que el toro se gire demasiado sobre sí mismo y se pueda lastimar la columna vertebral, infligir al morlaco dolor innecesario, como clavarle las banderillas de mala manera, o donde tiene una herida producida por el picador, genera una mala faena y en consecuencia el espada lo tendrá más difícil para matarlo porque el toro estará agresivo, atontado, dolorido e incluso será propenso a buscarse una querencia que le de seguridad para atacar y matar.
Olé Hemingway, olé por ti y por saborear el arte que muchos no ven haciendo alarde de una sensibilidad diferente. El toro de lidia no existiría sin la fiesta taurina, y los que están en contra seguro que muchos de ellos tienen animales en casa, enclaustrados y fuera de su hábitat natural, no porque el animal les necesite a ellos, sino porque ellos necesitan al animal por carencias de afecto. Todos necesitamos afecto, pero no se ha de hacer prisionero a otro con tal de tenerlo, eso no es sensibilidad, es egoísmo, y los animales están hechos para vivir en libertad, correr, saltar, ir de tejado en tejado, volar...

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