TALLER DE ESCRITURA NARRATIVA: BREVE HISTORIA.


Sabía que lo perdería, que sería el final de nuestra efímera pero intensa historia, pero todo aquello me resultaba maquiavélico. No podía hacerlo, yo no era así, yo no era como él quería que fuese.
Me di media vuelta en la rotonda del último pueblo, justo antes de entrar en la autopista. El dolor me oprimía el pecho, me faltaba el aliento, y mi lagrimal estaba tan congelado como el viento de aquel frío día de enero, que me cortaba mi blanca y fina piel.
Entré en el primer bar que vi abierto, con voz entrecortada y mirada ausente, pedí un descafeinado con leche,de cafetera. Me acomodé en una elegante mesa redonda de mármol blanco de Carrara. Sólo me quité un guante de piel, para poder agarrar mejor la taza  caliente y humeante.
No podía hacer nada más que vivir aquel doloroso instante, no podía escapar de aquel momento angustioso, pero al fin y al cabo, eso es la vida, vivir cada segundo que marca el ritmo inexorable del tiempo.
Mi compañero, mi amigo, mi amante, por desgracia eran tres en uno: un fantasma de elucubraciones mentales, las mías, las de él. Estuve a punto de perder la poca autoestima que hay dentro de mí, pero el sentido común me frenó y me hizo ver que aquello no era amor, lamentablemente nunca me quiso, sólo quería aprovecharse de mi ingenuidad.
No le daré ni mi olvido.

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