CAMBIO DE ERA



El malestar social se va haciendo cada vez más voraz entre la población de las distintas ciudades españolas. No se trata de un ímpetu ciego de las nuevas generaciones, ni de adolescentes avorazados por la vida. Se trata de un malestar general, una sensación de opresión en todas las clases sociales, pero sobre todo, como siempre, en las más débiles económicamente. Este malestar social es debido a años de gobiernos elegidos democráticamente en una democracia desmesuradamente capitalista. 
He nacido y he crecido en y con esta democracia, me he equivocado muchas veces a lo largo de mi vida, a veces por no tener demasiado claro cuáles son y dónde están los límites, frágiles barreras intransitables e infranqueables. 
Mis errores los pago yo y no oso a ocupar ningún cargo público, pero las equivocaciones de los miembros de los gobiernos elegidos por el pueblo no las debería pagar la gente, aunque haya dado poder a personas que han ido más allá de la equivocación o del error, a personas de escasa educación y preparación para la labor que tenían que desempeñar, labor de máxima responsabilidad. Personas que aun siendo conscientes de haberse equivocado y siendo capaces de entender y diferenciar entre el bien y el mal, no tienen dignidad porque se han acostumbrado a vivir sin ella, y la educación, es costumbre, si nos acostumbramos a decir todos los días "buenos días" al portero de casa, lo haremos de forma sistemática, porque estamos acostumbrados, si no lo hemos hecho nunca porque no conocemos los convencionalismos sociales que componen las normas de la educación, nos costará mucho hacerlo aunque nos lo impongamos, porque, como ya he dicho, la educación es costumbre.
La situación social, económica y política que estamos viviendo dará paso a un cambio de era, como en su día, a principios del siglo XX el progreso se convirtió en el mito de las ciudades.

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