RESBALAR



En las primeras páginas de los diarios deberían alertar sobre los efectos colaterales de la lectura del periódico, podrían advertir de que leerlos puede herir la sensibilidad del lector. 
Atrapados en una realidad esperpéntica que bien podría encajar en una novela de Valle-Inclán, damos forma a una sociedad para la que no encuentro un adjetivo adecuado.
Recuerdo que cuando era pequeña me gustaba contemplar en los cristales del coche las gotas de agua que iban cayendo y seguirlas con mis huesudos dedos hasta su trayecto final, la goma que separaba la ventanilla de la carrocería del coche, momento en el que se deshacían en pequeñísimas partículas de agua  que salpicaban el asfalto de la carretera.
Cada noticia que leo en el periódico es como si fuera una gota de agua que acaba desembocando en la indiferencia de una sociedad que puede resbalar con el suelo mojado y no es demasiado consciente de ello.


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